APRENDER PARA LA VIDA

APRENDER PARA LA VIDA
 
No es necesario más de un cuarto de hora de conversación entre compañeros de cualquier colegio, para que la decepción y el desánimo salga a flote y sea compartido por una parte notable del claustro de profesores. "Los alumnos de hoy en día no hacen nada. Es que así es imposible!", esta afirmación la escuchamos con frecuencia por los pasillos de nuestros centros. De lo que no nos damos cuenta es de que nosotros somos muy parecidos a ellos.


 
¿Cuántos profesores conocemos en nuestros centros que inviertan horas de su vida, no de su trabajo porque estas no llegan, pensando en cómo hacer que los niños se enganchen a sus clases, en idear un proyecto motivador y atractivo para sus alumnos? ¿Cuántos invierten sus horas libres en formación para crecer como profesionales?
 Vivimos en un momento, en mi opinión, bastante complicado. La leyes educativas son cambiantes. La sociedad es cambiante.  Una de las bases que más sólida debe permanecer en la vida y en la educación de un menor: la familia, en ocasiones se balancea y esto produce efectos negativos en nuestros alumnos. Los valores parecen haber perdido la importancia que siempre tuvieron. Los niños son cada vez más egocéntricos. Les cuesta compartir, les gusta mandar sobre sus iguales, ser el centro de atención. A los padres nos ciega la adoración que sentimos por ellos y que, en ocasiones, no nos deja ver la realidad.  A ellos les cuesta sacar brillo a la empatía. Pocas cosas más allá de sus avanzadísimos dispositivos electrónicos atraen su atención. Sigue siendo imprescindible que alguien se dé cuenta de que la educación emocional es primordial  para llegar a las personas y debería estar muy, muy presente en el currículo.
 

Yo no quiero formar parte de esos corrillos que se conforman con echar fuera su rabietas culpando a los alumnos de todo y se consuelan entre ellos creyendo que hacen lo que tienen que hacer. Yo quiero buscar soluciones, quiero saber, quiero descubrir qué hacen otras personas para que sus clases funcionen, para que esas personitas que también necesitan afianzar muy, muy bien esa otra base tan fundamental como es la educación, puedan hacerlo y que yo pueda ayudarles. Y es así como he llegado a esta necesidad de aprender y de sumergirme en este inmenso mar que es el Aprendizaje basado en Proyectos. Busco una metodología activa que le dé protagonismo al alumno, que le enseñe a trabajar en equipo,  a escuchar, a valorar, a saber elegir, a respetar las diferencias, y a pensar, entre todos, cuál es la mejor solución a los problemas, en definitiva, un aprendizaje para la vida en el que el profesor es un mero guía y acompañante en el camino.

Día a día veo que no funciona el que yo les diga y explique. Es mucho más motivador cuando ellos mismos tienen que buscar, interaccionar, explicar, justificar...".El método directo presenta contenidos  que no son interesantes(...) no ven útiles a corto y medio plazo(...) No se relacionan con sus experiencias vitales: no son significativos" (Vergara, 2015). Esto cada vez lo veo más claro con mi hija. Martina tiene cinco años. Va al CEIP Julio Camba de Vilanova de Arousa y desde que inició sus andaduras por Infantil a los tres años, no dejó de trabajar por proyectos. El primer año trabajaron todos los cursos ,Infantil y Primaria, el proyecto " La vuelta al mundo de Willy Fogg" y a ellos les tocó Japón. Durante muchas semanas no cesaba de preguntar cosas de Japón y nos pedía que le enseñásemos dónde estaba y qué era el sushi y por qué se sentaban sobre cojines para tomar el té. Es a día de hoy que todavía se acuerda de su capital, de su deporte, del monte Fuji, de su saludo "sayonara". El año pasado trabajaron el Camino de Santiago, y lo  mismo. Cuando pasamos por delante de alguna iglesia y ella ve un rosetón, nos lo dice. Cada vez que nos encontramos a un peregrino se pregunta si irá por el camino francés o  por el portugués o por la ruta espiritual. Se acuerda de las distintas piezas que componían el vestuario de todo peregrino, de algunos de los  lugares que conducen a la catedral de Santiago, de Padrón y de la barca de Santiago Apóstol.......

 Esto es lo que yo quiero para mis alumnos que sus experiencias educativas conecten con la realidad, que le vean utilidad a lo que de momento ven como una materia obligatoria más.















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