PROCESOS MENTALES



     Si hay algo que revolucionó el ánimo de los claustros hace unos años fue el uso de los estándares de aprendizaje: ¿Cómo vamos a trabajar con ellos? ¿Primero se programan las actividades y luego se buscan los ejercicios, actividades o tareas? ¿Seleccionamos los estándares y luego buscamos algo que se adapte? ¿Hay que trabajarlos todos? ¿Y qué estándares hacemos propios de nuestro centro? ¿Y cómo se van a evaluar? Con lo fácil que era hacer dos o tres exámenes, hallar la media y sumarle alguna otra nota obtenida con alguna otra herramienta a veces no demasiado objetiva…


     Menos mal que ya vamos asimilando la idea de que la evaluación, no es ni más ni menos que “…el proceso de determinación del mérito o valor de algo, o bien el producto de dicho proceso” (Scriven, 1991:53).  Este proceso se realiza unido a distintas operaciones mentales como observar, reflexionar, comparar, comprender, experimentar, crear… Todas esas operaciones mentales que los profesores evaluamos de acuerdo a nuestros currículos y que se encuentran en los criterios y estándares de aprendizaje.

     Y ahora empieza mi historia… Soy una “chica” de 43 años, licenciada en Filología Inglesa e Hispánicas, pero desde pequeñita que quería ser azafata porque hablaban muchas lenguas, me encanta el Inglés. En la actualidad, tengo 24 horas de clase semanales y la tutoría de 1ºA. Llevo el grupo de teatro. Tenemos unos actores y actrices estupendísimos, por cierto.



 Nuestro centro tiene dos líneas. Yo soy profe de Lengua castellana en 1º y 2º ESO, Inglés en 1º y Francés en 3º. Cuando me ofrecieron un puesto de trabajo como profe de inglés para tres horas, aunque trabajaba ya en una academia y daba clases particulares, me alegré un montón. Tres horas….Creo que perdía más de lo que ganaba, pero era feliz. El primer año la profe de Inglés del centro me ofreció la opción de acompañarla a un curso a Irlanda con un grupo de 11 alumnos durante un mes. Jamás había ido fuera con un grupo de alumnos, pero como era consciente de que a veces hay que perder para luego ganar, acepté. Ella se fue la primera semana y yo me quedé tres semanas más. Fue una experiencia maravillosa a pesar de todo lo que lloré por echar de menos a mi gente y por verme sola en la gestión de los pequeños problemas que iban surgiendo con el paso de los días.


     Pero mi reto empieza al año siguiente, cuando, tras la llegada de un nuevo profesor de Inglés porque la anterior profe se había ido, me dice que él ya no está para cursos. Entonces, la idea de que si quería un curso de inglés en Irlanda para el centro, tenía que ser yo quien lo organizase, empezó a rondar mi cabeza. Nunca antes lo había hecho. Empezaba de cero. Intuyendo algunas cosas y equivocándome en otras. De esa experiencia aprendí mucho. A día de hoy cuento con 14 cursos de inglés en Irlanda e Inglaterra de los 16 años años que llevo trabajando y paré 2 porque me quedé embarazada.

     Sé exactamente lo que puede sentir cualquier alumno al iniciar un examen, quieres cerrar los ojos, respirar hondo porque tu mente está en blanco. Así me sentí yo, “¿Por dónde empiezo?”, fue mi gran pregunta. Recordé la evolución que notaba en los niños desde la primera semana hasta la cuarta en la que podía percibir cómo algunos alumnos incluso pensaban en inglés, todavía hoy me acuerdo de cómo otros pedían en el kiosko del aeropuerto de Santiago en inglés hasta que se daban cuenta de que ya no era Irlanda. Entonces, pensaba en mis padres, mi sobrino recién nacido, mi novio, los problemas que podrían surgir e intenté analizar los pros y los contras. Un mes de verano, julio es el mejor mes en Galicia y yo en el extranjero y con alumnos… Casi pesaban más los contras que los pros, pero luego pensaba en mis ganas de aprender más, de poner en práctica mi inglés, de reciclarme y de pensar en la experiencia enriquecedora que eso iba a suponer para mí. Evalué todos los momentos vividos el año anterior y al hacer la comparativa, comprendí que podía más la satisfacción de verme capaz de gestionar los problemas surgidos, en inglés, la fluidez que había cogido y ver que los alumnos estaban tan contentos por la experiencia vivida. Intuía que para el cole, un curso de un mes en un país de habla inglesa, sería buena prensa…. Y allá voy!!!!! Creé una lista con todos los pasos a seguir: buscar información acerca de las posibles fechas, los vuelos, los seguros, las mochilas, la documentación, acordar un precio final para el curso, preparar las conversaciones en inglés con el cole y las familias de un pequeño pueblo, Maynooth, pensar en los regalos para las familias, y otras tantas cosas…… Y apliqué los consejos que mi anterior compañera me había dado, paciencia, tranquilidad ante los conflictos, acompañamiento y mucho, mucho afecto con los niños porque lo necesitan…


     La elección resultó positiva, y tan es así que muchos años después todavía sigo con este proyecto en el que tanto creo, y ahora también incluyo a mi niña de cuatro años, porque con estos cursos se aprende inglés y muchísimo más de las cosas de la vida que en cualquier  curso escolar.
     Todos tenemos una fuerza interior que muchas veces nos hace tirar para adelante, llámense capacidades, habilidades o inteligencias, simplemente necesitas demostrarte a ti mismo o que te lo hagan ver, que existen, que simplemente tienes que tirar de ellas y puedes hacer cosas muy interesantes. Mis mejores experiencias con mis alumnos, donde más me sorprenden por sus capacidades y habilidades, donde realmente veo cómo son capaces de desenvolverse, de recordar, de comprender, de aplicar, de analizar, de evaluar y de crear es encima de un escenario y en estos cursos en el extranjero,  fuera de su zona de confort.

     Hay tantísimas formas de evaluar a un alumno que nos volveríamos locos si las utilizásemos todas, pero lo que está claro es que debemos familiarizarnos y utilizar con más frecuencia los estándares de aprendizaje y valorar los procesos mentales que viven nuestros alumnos. Hemos de facilitar que nuestros alumnos sean competentes y puedan desarrollar sus diferentes inteligencias múltiples. La variedad de herramientas utilizadas para evaluar y la variedad de productos a realizar enriquecerá siempre nuestra evaluación.







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